domingo, 25 de mayo de 2014

En el Décimo sueño.

Amigos lectores, asiduos a mi espacio, os dejo unas pequeñas apreciaciones sobre la final de Champions:

Es una realidad. Tenemos la Décima. Sin embargo, sería una injusticia no destacar la grandísima labor de los atléticos, pues este año han dado, sin duda, una lección de lo que es el esfuerzo, el trabajo y el pundonor.

Entremos en materia: si analizamos el partido de forma ecuánime ciertamente observamos como el Real Madrid estuvo al borde del fracaso, ya que a pesar de haber realizado una temporada estupenda, decir adiós a la tan ansiada Décima, en la final y ante el Atlético, habría supuesto una hetacombe en Chamartín. Considero que Ancelotti estuvo desafortunado a la hora de elegir a Sami Khedira para acompañar a Modric en la medular, pues la apuesta correcta era de Benalmádena y demostró luego su validez y calidad. A estos errores en la alineación sumo, a toro pasado, el bajo nivel de Coentrao y las dificultades de Carvajal a la hora de defender las acometidas de Adrián y Koke. Por suerte, el italiano dio con la tecla en el momento de las sustituciones y la épica nos acompañó una vez más.

Sobre el tema de los famosos 5 minutos de descuento, sólo recordaré que se efectuaron múltiples cambios en ambos equipos y que Filipe Luis estuvo bastante tiempo en el suelo por sus problemas musculares. Vamos a tratar de ser consecuentes y realistas. Fue un descuento justo.

Uno de los problemas que quizás acusó más el Atlético fue el componente físico. Se enfrentaban a un combinado de portentos y atletas después de una temporada con pocos cambios en la formación. No era de extrañar ver a Juanfran, Filipe o Koke en el césped quejándose de los isquios o los cuádriceps, puesto que aguantaron el tipo durante dos horas de partido ante, probablemente, el equipo con mejor físico del mundo.

Otro de los factores clave, a mi parecer, fue la experiencia. El Madrid sufrió y enseñó sus carencias durante gran parte del partido; sin embargo, el Atlético no tuvo más argumentos que las jugadas a balón parado, especialmente tras la sustitución de Costa, la cual comentaré luego. El final del choque se hizo eterno para los colchoneros. Quisieron plantar el autobús al más puro estilo Mourinho y eso, cuando juegas contra un rival de tal entidad, que sabe lo que es jugarse una Champios,  no siempre es un argumento que te vaya a dar el éxito. Como digo, el Madrid supo sufrir y tuvo suerte, la suerte del campeón.

Por otro lado, me gustaría resaltar la falta de honestidad de Diego Costa. Una lesión es una lesión y da igual que te la traten con placenta equina. El Atlético es un equipo que físicamente llegaba bastante justo por la exigencia de tener que jugarse la Liga, mientras que el Madrid tuvo tiempo de relajarse y dejársela por el camino de una forma lamentable. El equipo del Cholo Simeone acusó ese error del jugador y del propio entrenador, pues se consumió un cambio que en los estertores del partido hubiese sido muy útil para los rojiblancos.

Reitero mi enhorabuena a los colchoneros por el nivel de este año y por la Liga. Tienen jugadorazos de un calibre supremo como Gabi (quien, bajo mi punto de vista, debería estar en la lista del Mundial), Arda, Courtois, Godín, Miranda o mi admiradísimo Koke. Sobre la celebración de Cristiano, sólo comentaré que la celebración quizás fue desmesurada pero, señores, se estaba ganando una Champions League, y no una cualquiera.

Lo más esperanzador en el contexto merengue es que el proyecto Ancelotti era con vistas de futuro y el éxito ha llegado con gran celeridad. Como madridista espero ya con ansia la Undécima, y ojalá sea ante un rival tan digno y batallador como el Atlético. Ahora, atentos al Mundial de Brasil 2014.

Un abrazo!


jueves, 1 de mayo de 2014

Madrid 2014

Día 30 de abril de 2014:

¡Buenas noches, corales!

Hoy escribo esta entrada en mi blog para rescatar una pequeña tradición que data de Sevilla 2010 y que, hoy, con motivo de nuestro viaje a Madrid,  he creído oportuno rememorar.
A los peques de 1º y  2º  la E.S.O os voy a decir que el viaje ha sido demasiado corto para poder conoceros a todos, especialmente a sopranos y contraltos, ya que los chavales me conocen aunque sólo un poco jejeje. Queda todavía mucho para conocernos mejor y  espero que así sea. Sois el futuro de todo esto.  

A quienes representáis el curso de 3º de la E.S.O, cualquier palabra se queda corta. Isa, Irene, Pilar, Cristina, Paula, Carmen, Raquel, María, Marta, Elena, Antonio, Manu, y un larguísimo etcétera, integráis un grupo de gente con la que he vivido muchísimos momentos estupendos desde hace ya tres años. A título personal destacaré la conversación tan divertida que tuvo lugar ayer por la noche en el grupo de Coral 1, la cual llevó a más de una a hacer gimnasia nocturna bajo los designios de Chevi jajajaja.

Avanzamos a un curso interesante donde los haya, con gente única: 4º de la E.S.O.  El trío éste es el ejemplo de ello, personajes únicos: Moscardi, Alberto y Juanfran. Sé que en ocasiones os doy caña, pero sois excelentes personas y quienes tiráis muchísimo del carro cuando los bachilleres o los universitarios no podemos venir. Sois muy grandes chavales, en ambos sentidos en el caso de Juanfran.  Debo mencionar por supuesto a mis compañeras Ana Mármol, Laura, Ana, Irene Rubio, Irene Gómez, Cristina…

A la promo de 1º de Bachiller les tengo un cariño especial porque entramos juntos en esta coral, y por tanto hemos vivido momentos irrepetibles (Véase las experiencias con Tamara). El caso es que ayer jugaba con ellos a las cartas entre risas y me daba cuenta de cómo pasa el tiempo, puesto que desde que Puri, Amparo, Marta, Raquel, María Elena y Rocío entraron siendo unas peques de 1º de la E.S.O hasta hoy, han pasado la friolera de 5 añazos, que se dice pronto. Mención aparte merece el “león de la manada”: Edu, eres un grandísimo compañero, un excelente guitarrista y muchas veces me gustaría coger esos graves que sólo coges tú, especialmente cuando cantamos el Hobbit jajaja.

Llegamos ya a mis Mayorcetes: Dice Aleshia que le diga a Lushía que os quiero muchísimo a las dos y que, si no lo decía,  perdía la fiansha. Ordinarias y adorables.
A Blanca y a Amor, sólo les diré que ejecuten mejor las operaciones titiritero en lo sucesivo y que las idolatro.

Mis tres compis de habitación: Paco Pelucas y Gimeno, con la presencia de Paco Nicolás. Con vosotros da igual que no salga de una habitación, puesto que el buen rato está asegurado. Sólo con oir a Paconi riéndose, el resto se desarrolla solo. La mayoría de mis carcajadas este viaje se debe a vosotros. Sin vosotros, estas cosas no serían iguales ni de lejos. El trolleo de omegle, las risas de carácter mexicano o el vuelo accidental de gel, son una muestra de los buenos ratos que pasamos cuando estamos juntos.

A Manolo no le puedo decir nada nuevo, ya que se lo he dicho todo unas tropecientas mil veces. Como integrante de esta coral, es un orgullo poder trabajar a tus órdenes y contar con tu afecto. Sé que te hemos dejado dormir poco este año, pero eso demuestra tu  implicación en esto,  lo que te preocupas por nosotros a todas horas y por el futuro de este grupo. Eres un referente para mí, un gran titiriteeeero y espero poder seguir trabajando bajo tu batuta todo el tiempo que pueda y siempre que quieras contar conmigo, Jefe.

En el apartado de anécdotas destacaría la “Operación Titiritero” epic fail, el hecho de que mi gorra haya estado más tiempo en otras cabezas (Isa Sánchez, Pilar, Irene, Cristina, Paula…) que en la mía, los remojones en las barcas del Retiro (mención especial para Pérez y Fran, los dos chavales que hicieron que Gimeno pusiese cara de asesino por mojarle y estuviese dando golpes de remo) y, por supuesto, el haber vivido ese partidazo del Madrid en vuestra compañía.

Por el momento esto ha sido todo. Madrid 2014 fue breve y pasó a la historia, pero no es más que una página escrita en nuestro libro particular. Nos queda mucho por escribir y mi pretensión es intentar contribuir a ello, con vosotros, durante lo máximo posible. Nuestra siguiente página, el Teatro Romea.

Un abrazo a todos y cada uno de vosotros.


Berto.